viernes, 21 de enero de 2011

HISTORIA DE UBEDA (PARTE III)... Para empezar conozcamos un poquito nuestra historia...

ESPLENDOR

Este cúmulo de factores (situación geográfica y consiguiente dominio de vías de comunicación, su extensa y rica jurisdicción, (gran Alfoz  y presencia de una nobleza cada vez más poderosa) sentó las bases a lo largo de los siglos XIV y XV del esplendor de la Úbeda del siglo XVI. Al finalizar la Conquista de Granada, asistimos a un desarrollo económico de la ciudad basado en la agricultura y en una importante ganadería caballar y mesta propia, que fundamenta el periodo de mayor esplendor de la ciudad, siendo muy importante la roturación de bosques y puesta en valor de nuevas tierras. La paz y el desarrollo económico lleva consigo un aumento demográfico, alcanzando la ciudad una población de 18.000 habitantes, siendo una de las más populosas de toda España. Comenzando con Ruy López Dávalos, Condestable de Castilla con Enrique III y Beltrán de la Cueva, valido de Enrique IV, sus nobles encuentran acomodo en altos cargos de la administración imperial.

Tras la nobleza ubetense, el siguiente gran estamento privilegiado es el clero. La diócesis de Jaén es enormemente rica, su Mitra (indumentaria), posiblemente, fuera una de las más ricas de España, y el clero ubetense tenía altos cargos en ella. También hallamos un colectivo de vecinos que han prosperado y que genéricamente hubieran sido el germen de una incipiente burguesía. Se trata de profesionales, tales como médicos, escribanos, boticarios y, naturalmente, un estimable número de mercaderes ricos. Más abajo, existía todo un variado repertorio gremial propio de un núcleo de población rico y expansivo.

Especialmente destacable es el papel de Francisco de los Cobos y Molina, secretario del Emperador Carlos I de España. Con él entra el gusto por el arte en Úbeda y como si fuera una pequeña corte italiana, de manos del arquitecto Andrés de Vandelvira y sus seguidores, Úbeda se llena de palacios. Su sobrino, Juan Vázquez de Molina, secretario de Estado de Carlos I y de su hijo, Felipe II]], continúa lo iniciado.

En 1526 el Emperador Carlos visita la ciudad y jura guardar los privilegios, fueros y mercedes concedidas a Úbeda.

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