Actualmente, los recursos financieros no se multiplican proporcionalmente a las demandas de nuestros vecinos que requieren mayores niveles de cobertura y mejoras cualitativas en las prestaciones. El reto de la hora actual reside, precisamente, en adoptar métodos creativos para optimizar la asignación de los recursos, en ocasiones tan limitados que dispone nuestro Ayuntamiento.
Surge la necesidad de fortalecerse institucionalmente a fin de optimizar la asignación y obtención de los recursos financieros, de extender prestaciones y mejorar la calidad, todo ello en un marco de equidad distributiva que considere las demandas de la ciudad. Ello implica también generar mecanismos efectivos de participación y control por los ciudadanos.
Este marco de situación lleva implícito, entre otros aspectos, contar con herramientas de gestión adecuadas al nuevo escenario. Es necesario mostrar resultados de una gestión efectiva, eficiente y ordenada. Esto significa tomar decisiones acertadas, oportunas y eficientes. Se requiere combinar conceptos económicos, sociales y políticos y darle forma en la práctica cotidiana de gobierno.
Desde este enfoque que entiendo, en lo que hace a las finanzas municipales, a la prestación de servicios y al manejo de los recursos humanos es una alternativa que de ninguna manera significa abandonar la misión social del municipio, sino desarrollar las acciones de gobierno con una visión diferente. De alguna manera requiere pensar distinto y es un cambio cultural respecto al rol del sector público.
Mal puede aprobarse una determinada acción de gobierno si no es posible analizar la capacidad para llevarla adelante. El punto central de nuestra actitud de gobierno debe ser la actitud mental de “hacer”, de producir hechos que se traduzcan en beneficios para la comunidad. Se trata de cambiar, de innovar en el estilo de gobernar. La eficacia en la gestión debe ser una exigencia llevada a su máxima expresión. Es en este sentido que debe entenderse la idea de la gerencia a nivel municipal.
Surge la necesidad de fortalecerse institucionalmente a fin de optimizar la asignación y obtención de los recursos financieros, de extender prestaciones y mejorar la calidad, todo ello en un marco de equidad distributiva que considere las demandas de la ciudad. Ello implica también generar mecanismos efectivos de participación y control por los ciudadanos.
Este marco de situación lleva implícito, entre otros aspectos, contar con herramientas de gestión adecuadas al nuevo escenario. Es necesario mostrar resultados de una gestión efectiva, eficiente y ordenada. Esto significa tomar decisiones acertadas, oportunas y eficientes. Se requiere combinar conceptos económicos, sociales y políticos y darle forma en la práctica cotidiana de gobierno.
Desde este enfoque que entiendo, en lo que hace a las finanzas municipales, a la prestación de servicios y al manejo de los recursos humanos es una alternativa que de ninguna manera significa abandonar la misión social del municipio, sino desarrollar las acciones de gobierno con una visión diferente. De alguna manera requiere pensar distinto y es un cambio cultural respecto al rol del sector público.
Mal puede aprobarse una determinada acción de gobierno si no es posible analizar la capacidad para llevarla adelante. El punto central de nuestra actitud de gobierno debe ser la actitud mental de “hacer”, de producir hechos que se traduzcan en beneficios para la comunidad. Se trata de cambiar, de innovar en el estilo de gobernar. La eficacia en la gestión debe ser una exigencia llevada a su máxima expresión. Es en este sentido que debe entenderse la idea de la gerencia a nivel municipal.
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